¿Qué es un
pacto de almas si no el encuentro de aquellos que en un momento determinado
unen su evolución en un punto del camino?
¿Qué es un
pacto de almas si no el momento, entendido dentro del contexto espacio temporal
en el que vuestros egos creen, en el que dos almas colaboran de forma
inequívoca para el mutuo avance, el mutuo desarrollo, para avanzar en el camino
de la evolución de forma coordinada ayudándose mutuamente.
Antes de
encarnar las almas en cierta forma planifican, planean, diseñan aquello que ha de acontecer, aquellas
vicisitudes, aquellas experiencias que
en el camino encontrarán. Aquellas
vicisitudes, aquellas experiencias que en el camino ellas mismas crean para su
evolución y continuo aprendizaje .
A la hora de
evolucionar todo se coordina, a la hora de evolucionar, de aprender, de
experimentar todo aquello que debe ser experimentado para liberar las lecciones
que tenemos que liberar, todo,
absolutamente todo, se coordina, la realidad se teje como se teje la tela de
una araña, de forma coordinada, de forma imbricada entre uno y otro de tal
forma que nada es aleatorio, que nada es
casual, que nada se deja al azar. Es cierto que vuestros egos son incapaces de
ver la compleja telaraña que la realidad urde, es verdad que vuestros egos son
incapaces de comprender todas aquellas circunstancias y verdaderas experiencias
que a vuestro alrededor acontecen. Que son incapaces de comprender la verdadera
realidad del mundo que os rodea, un mundo que es espejo de aquello que acontece
dentro de vosotros. Sin embargo el alma en su amor y sabiduría infinitos, sí es
capaz de comprender, sí es capaz de crear, sí es capaz de diseñar y planificar
aquello que ha de acontecer en el camino de esta realidad dual. En ese sentido
las almas coordinan sus esfuerzos, para que las vivencias de uno y otros sean
vividas de forma compenetrada, de forma coordinada, de forma que sirva a la
evolución, al aprendizaje de todas aquellas almas, encarnadas o no, que están
involucradas en esa vivencia.
En ese
sentido a la hora de vivir, de desarrollar una experiencia dentro de una
energía determinada, siempre se coordinan las almas para que puedan vivir esa
experiencia desde ambos polos de esa energía. Desde el polo del agresor, pero también
desde el polo del agredido.
Cuando
necesitamos vivir la experiencia de la energía de la agresión, necesitamos vivirla
desde ambos polos, desde ambos lados por
decirlo así. Colocarnos en ambos platillos de la balanza para que seamos capaces
de experimentar todo aquello que acarrea, todo aquellas consecuencias, toda aquella experiencia en su integridad, de
tal forma que seamos capaces de comprender de forma cierta, de forma verídica,
de forma plena, de forma completa todo aquello que acontece en torno a una
energía. Así pues en un momento dado necesitaré ser el agresor para comprender
lo que significa ser agresor y vivir la experiencia la energía de la agresión
desde ese punto de vista. Pero en otros momentos de mi evolución, en otros
momentos de esta realidad encarnada, necesitaré vivirlo desde el polo del
agredido, desde el polo de aquél que experimenta la agresión, desde aquel que
experimenta esa energía de forma que podríamos llamar pasiva.
En ambos casos esa experiencia se coordina con
otras almas que necesitan vivir esa energía también. Coordinamos así pues
nuestros papeles, coordinamos aquél que va a ser agresor y aquél que va a ser agredido,
y nunca se deja ninguna experiencia a la aleatoriedad, a la casualidad, a
aquello que no está diseñado ni planificado.
El mundo, la
realidad física, la realidad espiritual, la realidad dual en la que nos
movemos, se planifica de forma perfecta, se teje de forma que nada queda
aleatorio, ningún hilo se coloca de forma aleatoria, ningún dibujo, ningún tapiz
se teje de forma aleatoria.
Así pues nos
coordinamos antes de encarnar para que aquellas experiencias que tenemos que vivir,
para que aquellas vivencias, para que aquellas lecciones que tenemos que
liberar y desbloquear puedan ser vividas liberadas y desbloqueadas de forma
perfecta, de forma coordinada entre las distintas almas encarnadas o no que
participan en una experiencia.
Así pues
todo aquello que acontece, todo aquello que nos relaciona a unos y a otros, ha
sido en cierta forma tejido por todos, ha sido en cierta forma diseñado,
planificado en unidad, para que podamos vivir una experiencia desde la unidad,
pero también desde la individualidad, desde ambos factores que deben ser tenidos
en cuenta en un mundo dual. Y una vez más la unidad y la individualidad se unen
en un mundo dual, en un mundo que es material, puramente material, y a la vez espiritual, puramente espiritual.
En ese sentido
una vez más, nuestras experiencias se coordinan para el mutuo aprendizaje y
evolución de todos aquellos, de todas las almas encarnadas o no, que viven esa
experiencia, que deben, que necesitan aprender y liberar esa lección.