martes, 5 de septiembre de 2017

Maestro de Sombra. Maestro de Luz.


Un maestro de sombra es toda aquella alma encarnada, o no encarnada, que, desde el amor, en libertad y respeto, forja con mi propia alma un pacto de almas. Un pacto de almas mediante el cual me enseña, y es enseñado por mí. Un pacto de almas mediante el cual intercambiamos los roles de maestro y discípulo. Un pacto de almas mediante el cual me enseña acerca de una vibración o una energía concreta, pero me enseña desde el polo de la carencia de esa energía, de esa vibración. Si me enseña de amor, me enseña desde el polo de la carencia de amor. Si me enseña de respeto, me enseña desde el polo de la carencia de respeto. Si me enseña acerca de la tolerancia, me enseña desde el polo de la carencia de tolerancia.

Un maestro de luz es toda aquella alma encarnada, o no encarnada, que forja con mi alma un pacto de almas. Un pacto de almas mediante el cual me enseña y a su vez es enseñado por mí, intercambiando los roles de maestro y discípulo, acerca de una energía o vibración concretas, y lo hace desde el polo de la plenitud de esa energía, de esa vibración. Si me enseña acerca del amor me enseña desde el polo de la plenitud del amor. Si me enseña acerca de la tolerancia me enseña desde el polo de la plenitud de la tolerancia. Si me enseña acerca del respeto me enseña desde la plenitud del respeto.

Ambos son maestros en los que yo reflejo aquello que necesito aprender, aquello que necesito experimentar. En ambos casos un pacto de almas lleva a nuestro encuentro, conduce a nuestro encuentro. En ambos casos ambos somos maestros y ambos discípulos. Sin embargo, el maestro de sombras desde el amor, en libertad y respeto, me enseña acerca de una vibración, de una energía desde el polo de la carencia de esa vibración, de esa energía. Un maestro de luz me enseña desde el polo de la plenitud de esa energía o vibración. Así pues, un maestro de sombra, al igual que un maestro de luz, enseña desde el amor, en libertad y respeto, y ambos pueden enseñarme acerca de la misma vibración, acerca de la misma energía. Sin embargo, lo hacen desde polos opuestos.

 ¿Qué es el odio sino la carencia de amor? ¿qué es el amor sino la carencia de odio? ¿qué es la luz sino la carencia de sombra? ¿qué es la sombra sino la carencia de luz?

Respeto

La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para detectar, para ver, para manipular y controlar un campo energético. La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para ver, para manipular, para dirigir la energía que recorre tanto el aura como el cuerpo físico. La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para conectarse con los registros akhásicos, en la capacidad para ver el aura, en la capacidad para ver o sentir los chakras, los meridianos o los puntos energéticos de distinta naturaleza que puede activar. La verdadera maestría de un sanador se forja siempre, sin excepción, en el respeto; en el profundo respeto a su camino y al camino de aquellos que en un momento dado recurran a él.
El respeto es el más importante de los instrumentos que un sanador tiene a su disposición. El respeto es el más importante de los instrumentos que un sanador debe desarrollar, más allá de la capacidad para ver, detectar, sentir o presentir el aura, los campos energéticos, los chakras o los meridianos. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir la verdadera raíz de aquello que vosotros llamáis síntomas o enfermedades físicas. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir el origen de las incoherencias que se manifiestan en enfermedades, o en dolores, o en síntomas físicos. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir cuál es el verdadero origen, en definitiva, de lo que vosotros llamáis enfermedad.
 Más allá de todo eso, la verdadera maestría de un sanador se desarrolla, se ejercita, se perfecciona en el respeto. El respeto al camino propio, y respeto al camino ajeno. El respeto hacia los caminos que nuestras almas trazan y que escapan al entendimiento de nuestros egos. El respeto profundo, inequívoco, eterno hacia el camino. El camino que nos lleva a la evolución, la evolución que da sentido a nuestra existencia, tanto a la existencia de nuestros egos, como a la existencia misma de nuestras almas. El respeto al camino, el respeto a la capacidad de recorrer ese camino en libertad viviendo las experiencias que nuestras almas y nuestros egos escogen. Viviendo las experiencias más allá de los juicios que nosotros hagamos, de las experiencias que los demás, entendiendo los demás como aquel ajeno a nosotros mismos, viven.
Somos unidad.
 Respetar el camino ajeno es lo mismo que respetar el camino propio.
Somos unidad.

Soy unidad.

Un verdadero Maestro

Un verdadero maestro no enseña.
Un verdadero maestro permite que su discípulo aprenda, facilita su aprendizaje, le guía, le orienta, pero no le fuerza, no le controla ni le manipula para que recorra un camino en concreto.
Un verdadero maestro demuestra al discípulo que se puede recorrer un camino, sin embargo, deja que sea el propio discípulo el que descubra cómo, pues los pasos son distintos en cada caso, los pasos que sirvieron al maestro de nada sirven al discípulo. Los pies del maestro son distintos a los pies el discípulo.