martes, 5 de septiembre de 2017

Respeto

La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para detectar, para ver, para manipular y controlar un campo energético. La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para ver, para manipular, para dirigir la energía que recorre tanto el aura como el cuerpo físico. La verdadera maestría de un sanador no se forja en su capacidad para conectarse con los registros akhásicos, en la capacidad para ver el aura, en la capacidad para ver o sentir los chakras, los meridianos o los puntos energéticos de distinta naturaleza que puede activar. La verdadera maestría de un sanador se forja siempre, sin excepción, en el respeto; en el profundo respeto a su camino y al camino de aquellos que en un momento dado recurran a él.
El respeto es el más importante de los instrumentos que un sanador tiene a su disposición. El respeto es el más importante de los instrumentos que un sanador debe desarrollar, más allá de la capacidad para ver, detectar, sentir o presentir el aura, los campos energéticos, los chakras o los meridianos. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir la verdadera raíz de aquello que vosotros llamáis síntomas o enfermedades físicas. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir el origen de las incoherencias que se manifiestan en enfermedades, o en dolores, o en síntomas físicos. Más allá de la capacidad para ver, sentir o presentir cuál es el verdadero origen, en definitiva, de lo que vosotros llamáis enfermedad.
 Más allá de todo eso, la verdadera maestría de un sanador se desarrolla, se ejercita, se perfecciona en el respeto. El respeto al camino propio, y respeto al camino ajeno. El respeto hacia los caminos que nuestras almas trazan y que escapan al entendimiento de nuestros egos. El respeto profundo, inequívoco, eterno hacia el camino. El camino que nos lleva a la evolución, la evolución que da sentido a nuestra existencia, tanto a la existencia de nuestros egos, como a la existencia misma de nuestras almas. El respeto al camino, el respeto a la capacidad de recorrer ese camino en libertad viviendo las experiencias que nuestras almas y nuestros egos escogen. Viviendo las experiencias más allá de los juicios que nosotros hagamos, de las experiencias que los demás, entendiendo los demás como aquel ajeno a nosotros mismos, viven.
Somos unidad.
 Respetar el camino ajeno es lo mismo que respetar el camino propio.
Somos unidad.

Soy unidad.

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