jueves, 30 de marzo de 2017

Primer contacto extra terreno

El primer contacto con las civilizaciones extra terrenas fue llevado a cabo por los atlantes. Los hijos de Atlantis, de naturaleza curiosa, rápidamente comprendieron los pormenores del funcionamiento de los portales inter dimensionales, lo cual les facilitó enormemente llegar a una situación de contacto con civilizaciones extra terrenas.

En ese sentido, fue un momento de gran alegría el comprobar que los atlantes ya eran capaces de contactar con nosotros. Ese momento, que quedó escrito en los anales de la historia para disfrute de toda la humanidad, fue un momento de gran logro y gran consecución de un conocimiento de extrema valía.

miércoles, 29 de marzo de 2017

El Principio de Redención


El principio de Redención expresa el derecho de toda alma a buscar y encontrar la luz. El derecho de toda alma a que, sea cual sea su camino evolutivo, incluso un camino que desde el punto de vista del ego nos parezca involutivo en muchas ocasiones, podrá encontrar la luz, podrá unirse a la luz, podrá ser en la luz.
Redención significa que ningún alma queda atrás, ninguna alma es olvidada, todos los momentos del camino cobran sentido en la evolución, incluso aquellos que desde el punto de vista del ego consideramos pecados, incluso aquellos que desde el punto de vista del ego consideramos errores.
Redención significa también el derecho a seguir nuestro propio camino, sea cual sea, para encontrar la luz
Redención significa también, que pese a que en un momento dado nuestro camino abrace la sombra, o mejor dicho, gracias a que en un momento dado nuestro camino abraza la sombra, podremos seguir también nuestro camino hasta que lleguemos a la luz, y seamos en la luz. No olvidemos que la sombra forma parte del camino, no olvidemos que abrazar la sombra es abrazarnos a nosotros mismos en nuestra totalidad, aceptarnos según el principio femenino de la aceptación, para poder evolucionar hacia la luz.
Aunque la luz sea aquello hacia lo que tendemos, tenemos que respetar también la ley del equilibrio, y vivir las experiencias que la sombra tiene para nosotros, para que en la sombra, para que en la oscuridad, podamos conocernos completamente, en unidad, en complitud, no percibir solo aquellos aspectos de nosotros mismos que nuestro ego pueda considerar luminosos, sanos o elevados, si no al contrario, abrazar todo aquello que somos en su complejidad, en su unidad, para que nuestra evolución sea completa.

Evolución implica también cambio, evolución implica también progreso, evolución implica también sanar, iluminar aquello que necesita ser sanado, aquello que necesita ser equilibrado en la luz, aquello que necesita ser iluminado. En ese sentido, tenemos que abrazar todo aquello que somos, que hemos sido y que seremos, para conocernos en nuestra complitud, en nuestra complejidad y en nuestra unidad. En ese sentido, no podemos renunciar a ninguna parte de nosotros, pues esa renuncia equivale también a una negación de aquello que somos, y ningún alma debe negar aquello que debe experimentar, para poder evolucionar de forma completa, aquello que negamos nos es devuelto a nuestras experiencias, a nuestro camino una y otra vez, hasta que al final lo abrazamos, lo aceptamos de buena fe y lo integramos como parte de nosotros, de nuestro camino. Solo entonces podemos liberarnos de esa experiencia, sea cual sea, solo entonces nuestro camino puede seguir en equilibrio.

sábado, 25 de marzo de 2017

Lemuria

Muchas leyendas hay acerca del continente perdido de Lemuria. Pocas de ellas, sin embargo, tienen trazos siquiera de verdad. Lemuria, a diferencia de la civilización  atlante, siempre ha sido una gran desconocida. Poco quedó de Lemuria después del gran seísmo que produjo el maremoto que la engulló en las profundidades del océano. Poco quedó de su arte, de su cultura, de su civilización extremadamente avanzada, par con la atlante. Poco quedó de su literatura, reflejo de la bondad, la iluminación y el amor, que reinaban en esa civilización. Poca de su herencia fue recogida por las civilizaciones humanoides intra terrenas, que no supieron, que no fueron capaces, de ser dignos herederos de la tradición lemuriana.
 Sin embargo esta civilización no cayó en el olvido, no cayeron en el olvido las cinco joyas que adornaban la corona lemuriana. No cayeron en el olvido las grandes capitales de mármol blanco que adornaban el continente. No cayeron tampoco en el olvido los cánticos y los versos con los que adornaban la literatura oral, no escrita, de esa civilización magna. Parte de esos cánticos heredados por antiguas civilizaciones fueron traducidos y escritos y se encuentran en jeroglíficos que llegan aún hasta nuestros días.
Parte de la civilización lemuriana sin embargo cayó para siempre en el olvido.
Su contacto con civilizaciones extraterrestres no era tan intenso como en el caso atlante, lo cual ha llevado a que parte de esa civilización haya, en cierta forma, desaparecido. No consta en los anales como consta la civilización atlante, parte de la cual fue heredada por los humanoides intra terrenos, y otra parte heredada por seres de otras galaxias con los cuales los atlantes mantenían una frecuente relación. En el caso de Lemuria sin embargo, la relación con seres extraños al planeta tierra era más leve, en parte porque la civilización lemuriana estaba más volcada hacia el interior del planeta y el conocimiento de otras dimensiones y ciudades intra terrenas que el planeta albergaba, y sigue albergando, y no buscaron tanto entre las estrellas influencias ajenas al planeta.
 En ese sentido, los lemurianos, más volcados en el arte y en la ciencia, que en la expansión espiritual, como hicieron los atlantes, no dedicaron tanto tiempo, energía y sacrificio, al conocimiento de los portales inter dimensionales volcándose más bien en el conocimiento de las cinco gemas que albergaba su continente, cinco gemas que les permitían el acceso de forma fácil y constante a civilizaciones intra terrenas con las cuales mantenían un constante intercambio de ideas, de cultura y también de paradigmas. Constituyeron los lemurianos una auténtica luz para estas civilizaciones, pues les permitió alejarse de aquellas ideas primigenias sobre la civilización que albergaban y adentrarse más en el conocimiento auténtico de la naturaleza humana y de sus distintas especies, y sobre todo, les permitió adentrarse en el conocimiento que les permitiría mantenerse en la expansión constante de su civilización intra terrena.
El conocimiento avanzado de la medicina entendido desde un punto de vista holístico y desde el conocimiento de los cuerpos tanto inferiores más densos, como los superiores de las distintas razas intra terrenas a las que tenían acceso  los lemurianos, les permitió contrarrestar las distintas enfermedades y el avance progresivo de la decadencia que tuvieron algunas civilizaciones intra terrenas. Eso permitió a esas civilizaciones asentarse, convivir y fortalecerse, llegando a alcanzar un alto nivel de desarrollo en algunos de los casos.
 La medicina entendida como la entendían los lemurianos, constituía sobre todo una forma de acercamiento a lo que podríamos llamar el cuerpo denso, el cuerpo físico, pero sin olvidar en ningún caso el desarrollo espiritual.
 Más volcados en el aspecto terrenal que los propios atlantes, llegaron a comprender mejor que nadie las virtudes y necesidades de los cuerpos densos, así como sus carencias y déficits. Fueron capaces de convertir cualquier tipo de alimento en verdadera sanación. Fueron capaces asimismo, de conocer las auténticas propiedades del agua en sus distintas variantes, tanto dulce como salada, así como del mejor y más genuino aprovechamiento de los rayos del sol, convirtiéndolos no solo en la fuerza motora de sus máquinas, si no también y principalmente, en una forma de alimento para los cuerpos físicos. En ese sentido, la correcta conversión de la energía solar mediante la alquimia más adecuada, en fuente de nutrición para los cuerpos más densos, para los cuerpos más físicos, les permitió desprenderse de la necesidad de alimento físico tal y como lo concebimos actualmente.
Los lemurianos fueron capaces también de alcanzar una gran comprensión en cuanto a los ciclos propios del planeta, conociendo el planeta asimismo de una forma extremadamente avanzada, entendiendo su verdadera naturaleza, la naturaleza de sus ciclos, así como el desarrollo de su planeta. Este conocimiento, sin embargo, no les permitió prever, no de forma completa, los distintos sísmicos que amenazaban su civilización. No les permitió comprender la gran magnitud del desastre que se avecinaba. Desastre en cierta forma previsto, pero infravalorado por la propia civilización lemuriana que se consideraba capaz de resistir aquello que sus científicos vaticinaban. En ese sentido, la civilización lemuriana no fue capaz de comprender que el gran seísmo que produjo el maremoto sería demasiado fuerte, demasiado potente, para ser contenido por la maquinaria de la que disponían, por muy avanzada que fuese. Dispuestos a contrarrestar los efectos los lemurianos se equivocaron en el cálculo de la intensidad y las consecuencias de dicho seísmo. Incluso la propia capital en el monte shasta fue parcialmente sumergida por las aguas, lo cual escapó a toda previsión de los lemurianos.

 Así pues la civilización lemuriana, prácticamente destruida, terminó integrándose con otras civilizaciones de humanoides intra terrenos, llegando a convertirse en ciertos casos, en un verdadero mestizaje, lo cual conllevó también la pérdida de la herencia cultural de la civilización lemuriana.

La Pirámide Atlante

La pirámide atlante se alzaba sobre uno de los portales  dimensionales, concrétamente el que correspondería al chakra del tercer ojo. En torno a la pirámide se alzaban los grandes edificios en los que los atlantes se reunían y celebraban lo que podríamos considerar sus ritos de iniciación, de gobierno, e incluso de trascendencia a otros planos. En esos ritos el atlante rendía culto siempre a la luz, al amor y a la sabiduría, siendo siempre ritos iniciaticos, ritos en los que la trascendencia de los actos en distintos planos se englobaba dentro de la importancia del rito en sí. Distintos planos, distintas dimensiones, distintas vibraciones, distintas realidades se aglutinaban en los ritos atlantes. En los ritos atlantes siempre se partía de un principio básico, la integración de las distintas realidades, de las distintas vibraciones, de las distintas dimensiones, en el conjunto de los actos que el rito comprendía, así como es arriba es abajo, todas las dimensiones conocidas por los atlantes, todas las vibraciones, toda la realidades estaban englobadas dentro de la importancia de los ritos. Los gestos se celebraban no sólo en el plano físico sino en distintos planos, las palabras abarcaban en su vibración, en su energía, no sólo el plano físico, si no distintos planos y todos y cada uno de ellos eran considerados de forma igual, de forma equitativa, pues ninguno trascendía en importancia a los demás planos. En ese sentido los atlantes eran de extremadamente equitativos, pues sabían que un desajuste en los planos, o en los chacras o en los portales interdimensionales, causaba un desajuste en toda la realidad.
Toda la supervivencia del imperio atlante giraba en torno a lo que podríamos llamar el equilibrio. Lo que podríamos considerar la justa balanza de los distintos elementos que componen esta realidad. Fue precisamente este desequilibrio entre los portales dimensionales, e incluso entre los propios chakras que componían el cuerpo de los atlantes, el que les llevó en cierta forma, a la extinción del imperio atlante tal y como era conocido en ese momento.  La gran pirámide que albergaba en su cámara central el portal inter dimensional más importante de todos, se erigía en el centro neurálgico de lo que podía llamarse el imperio atlante. En esa gran pirámide el consejo de sabios dirigía con mano férrea pero suave al mismo tiempo el destino no solo de la Atlántida si no de los portales, puntos de energía y estaciones y subestaciones espaciales o intraterrenas  que el imperio atlante abarcaba.

En ese sentido los atlantes como portadores de luz, comprendían y respetaban la distinta naturaleza, no sólo de las razas intraterrenas y los lemurianos o de aquellos que en un momento dado fueron conocidos por los atlantes, si no también de aquellas razas procedentes de otros partes del espacio exterior, con las que contactaron en distintos momentos de la historia. Estos contactos, a veces telepáticos, a veces físicos, formaban parte de lo que podríamos llamar el devenir continuo del desarrollo de la historia del imperio atlante, en ese sentido el imperio atlante constituía un foco de luz, de sabiduría, y de amor, allá donde fuese respetando siempre la idiosincrasia de la cultura de cada civilización con la que se encontraba, respetando siempre el equilibrio energético y físico, incluso el cuántico de aquellos puntos de energía y portales dimensionales que les servían para desplazarse por las distintas realidades, las distintas vibraciones, las distintas energías que constituyen en realidad una única vibración, única energía, única dimensión.

Portales Atlantes

                                                                   
Los atlantes construían su civilización, erigían sus monumentos y organizaban su vida social en torno a los puntos de energía.
El amplio desarrollo de su tercer ojo, así como las elevadas connotaciones espirituales que la civilización atlante tenia les permitían conocer la naturaleza y posición exacta de cada uno de los puntos de energía, de cada puerta inter dimensional, o cada cruce de líneas telúricas que pudiesen afectar su vida.
Ellos, en su sabiduría, organizaban su vida en función de lo que podríamos llamar un mapeado energético, igual que vosotros en vuestras civilizaciones construís vuestras ciudades en torno a los ríos, en torno a los valles, evitando montañas, evitando junglas o evitando selvas, o al contrario, aceptándolas de buen grado, abrazándolas y aprovechándose de sus beneficios
Ellos hacían lo mismo, en su sabiduría construían su civilización en torno a siete grandes portales dimensionales. Siete grandes portales dimensionales que equivalían a los siete chakras que cada atlante portaba, así mismo existían otros dos portales dimensionales ocultos, ocultos en el sentido de que aunque todos conocían su existencia, solo los más elevados de los atlantes tenían la capacidad de manipular y acceder a estos portales dimensionales, igual que solo los más elevados de los atlantes conocían la verdadera naturaleza y esencia de los dos chakras más elevados, más espirituales, que los atlantes portaban junto a los siete ya conocidos .
En ese sentido, solo los atlantes más elevados eran capaces de acceder a estos dos portales. Los portales constituían no solo una puerta a otras dimensiones en el sentido de que permitían a los atlantes comunicarse entre lo que vosotros denominaríais distintos niveles, distintas densidades, distintas vibraciones,  que son en realidad parte de una misma realidad, parte de una misma dimensión, parte de una misma vibración, separadas solo por un concepto equivocado de vuestro ego. Los atlantes se movían entre ellas con facilidad.
Su gran desarrollo espiritual les permitía alimentarse única y exclusivamente del prana, la energía que les circundaba, la energía que les rodeaba, evitando el consumo de alimentos y dejándoles solo para situaciones de extrema gravedad, situaciones en las que el atlante podía llegar a consumir frutas o frutos secos gracias a que no había perdido la capacidad de digerir alimentos en el sentido físico, si no simplemente había renunciado dado que no sentía esa necesidad.
Los siete portales inter dimensionales constituían también una forma de extraer la energía que la civilización atlante necesitaba. Hay que tener en cuenta que un portal no solo permite la realización de saltos inter dimensionales de una y otra dimensión, de una y otra realidad, de una y otra vibración, si no que también permite extraer energía de esos, podíamos llamar, agujeros cuánticos. En ese sentido no necesitaban más recurso que ese.
La vida atlante ordenada en torno a estos conceptos, en torno a estos portales inter dimensionales, constituía siempre un tributo a la vida, un tributo al amor y un tributo a la sabiduría
La luz como único dios real, si es q puede utilizarse esa palabra para definir lo que los atlantes sentían hacia el concepto de luz, sabiduría, y amor infinito, constituía la única religión oficial, siendo cada uno de los atlantes el único sacerdote al que tenían necesidad de recurrir.
En su evolución, en su camino, los atlantes no sentían necesidad de rendir pleitesía a ninguna organización jerárquica social, no sentían necesidad de ser ordenados, establecidos, según un estatus social que les permitiese distinguirse o que les permitiese establecer categorías. Únicamente un consejo de sabios regía en cierta forma el destino de aquella civilización. Un consejo de sabios elegidos en torno al concepto de sabiduría, amor e iluminación, no al de prevalencia social o económica, dado que la economía como tal no existía en la civilización atlante.
Los atlantes eran sabios, pero también eran guerreros, entendiendo como guerrero aquel que porta la luz, aquel que combate la sombra, y aquel que ilumina el mundo que habita, en ese sentido, su naturaleza combativa, su naturaleza de portadores de luz, siempre les empujaba a divulgar aquellos conocimientos que tenían, a compartir su sabiduría entre otras civilizaciones menos avanzadas, algunas de las cuales siguen conviviendo con vosotros en forma de humanoides intra terrenos.
Las distintas categorías de humanoides intra terrenos, incluyendo aquellas que siguen conviviendo con vosotros, convivían en paz con los atlantes. Gracias al mutuo desarrollo y al mutuo respeto podían convivir en situaciones, que vosotros hubieseis considerado beligerantes. Situaciones en las que un conflicto, según vuestro concepto del ego, hubiera sido inevitable.
Los lemurianos, por otra parte, se volcaban más en el arte y la ciencia  .No en la ciencia tal y como la entendéis vosotros, como dominio mediante la materia prima y el uso exhaustivo de ella de la naturaleza que os circunda, si no al contrario, la ciencia como respeto a todo aquello que en un momento dado nos es concedido, la ciencia como respeto a lo que nos circunda y la ciencia como respeto a nosotros mismos, nuestra propia naturaleza y esencia. En ese sentido los lemurianos estaban también más volcados en el arte, el arte como máxima expresión de la belleza, una belleza que rendía pleitesía al amor, a la sabiduría y a la luz, pero belleza al fin y al cabo.
En ese sentido cabe también expresar la importancia que  estas dos sociedades daban a aquello que vosotros pudierais considerar el respeto al libre albedrío, el respeto al camino que todos y cada uno de nosotros recorremos en libertad, recorremos con nuestros propios pasos, sin dejar que sean otros quienes lo recorran. Jamás un atlante hubiese interferido en el libre albedrío, jamás un lemuriano hubiese interferido en el libre albedrío.
Las distintas razas de humanoides intraterrenos, sin embargo, no respetaban de igual forma esta ley sagrada, hay que tener en cuenta que su grado de evolución, inferior a lo que pudiéramos considerar el grado de evolución atlante o lemuriano, hacía que en ocasiones tergiversasen o incluso quebrasen algunas de las leyes sagradas.
 Ellos sí mantenían la costumbre de alimentarse de alimentos físicos, si no en todas las ocasiones, sí en forma que pudiéramos considerar frecuente o recurrente. Esta costumbre hoy en día se ha perdido entre alguno de ellos, sin embargo hay otros que de forma esporádica siguen manteniendo la costumbre de alimentarse de frutas y frutos secos para mantener su estructura física.
Las razas de humanoides intraterrenos que siguen actualmente cohabitando con vosotros siguen utilizando los puntos de energía al uso atlante, manteniendo esas puertas inter dimensionales como forma de comunicación. Utilizándolas sin embargo con menos exactitud,  con menos dominio y en cierta forma con menos delicadeza y finura. Hay que tener en cuenta que el atlante, gracias al inmenso desarrollo de su evolución y cuerpo físico era capaz de manejar energías tan sutiles,  tan leves, tan tenues, que siguen escapándose hoy en día a algunas de las razas de humanoides intratrerrenos que cohabitan con vosotros.
Hay que tener en cuenta así mismo, que vosotros en líneas generales carecéis de la capacidad para detectar esas líneas de energía, si bien sí sois capaces, al menos en algunas ocasiones, en algunos sujetos, de detectar las líneas de energía principales tanto cósmicas como telúricas, como así mismo detectar puntos de energía y portales inter dimensionales. Esta capacidad, heredada en cierta forma de los atlantes, está lejos de haber alcanzado el grado máximo de su desarrollo, más bien podríamos decir que estáis en los primeros pasos del camino, pasos que es importante dar con el mayor respeto posible a la libertad de cada uno, pero también, con la mayor auto exigencia, dado que la energía es necesario que sea comprendida, sea gestionada y sea dirigida de la mejor manera posible,  siempre respetando no sólo a vosotros mismos, si no también al entorno en el que os movéis
Hay que tener en cuenta que los desequilibrios energéticos pueden afectar no sólo a aquel que en un momento dado atraviesa un portal inter dimensional, si no también a todos aquellos vinculados a ese portal, que son en muchos casos una gran mayoría.
Hay que tener en cuenta que los portales inter dimensionales constituyen también un eje que vertebra las distintas realidades, realidades que se relacionan y se inter conexionan hasta formar una sola realidad, pero vosotros, debido a las carencias  propias de vuestros sentidos físicos, sólo sois capaces  de captar una limitada realidad,  una limitada parte, una limitada visión de aquello que constituye la verdadera y auténtica realidad.  En ese sentido hay que tener en cuenta que vuestros sentidos físicos todavía son toscos. Sin embargo, podéis ser capaces de desarrollarlos hasta niveles más elevados de vibración, de iluminación y de sabiduría.  En ese sentido también deciros que ese logro es el mayor de todos, pues os permite acceder  a distintas partes de la realidad que ahora mismo os son negadas, y que os dará la posibilidad  de lograr una mayor iluminación, una mayor  sabiduría,  y sobre todo, una  mayor comprensión y amor hacia aquello  que sois y hacia  aquello que  son vuestros semejantes.
  Hay que tener en cuenta igual que igual que vuestros egos os ciegan a la existencia de esos puntos de energía,  bien telúrica,  bien cósmica, bien de distintas naturalezas,  también os ciegan  a la existencia de las distintas civilizaciones  que cohabitan con vosotros.
 Hay que tener en cuenta que sólo algunos de vosotros, en un grado  espiritual de desarrollo más avanzado,  han sido capaces de desarrollar sus sentidos hasta el punto de poder captar esas presencias.  En ese sentido mucho tenéis que aprender la mayor parte de vosotros, pero estáis en el camino correcto para hacerlo,  dado  que seguís el camino que vuestra propia evolución os indica. Hay que tener en cuenta por otra parte, que las civilizaciones intraterrenas, constituidas también en torno a grandes ciudades, se ubican  en torno a los centros energéticos más importantes, constituyendo ellos un portal dimensional  y al mismo tiempo una fuente de energía y alimento.
 Esto, también heredado de la civilización atlante y lemuriana,  constituye otra forma de desarrollo social distinta a la que manteneis  vosotros actualmente. Una forma en la que los accidentes geográficos quedan relegados a un segundo plano,  para supeditar el desarrollo de la civilización en torno a la verdadera  energía,  en torno a la verdadera fuente de vida, en torno a la verdadera fuente  sabiduría, amor e iluminación.  En ese sentido muchos os queda por avanzar.
 Los siete puntos de poder,  los siete portales inter dimensionales en torno a los cuales de la civilización atlante se erigió, constituían también el motor de lo que podríamos llamar la evolución espiritual atlante.  Hay que tener en cuenta que un punto de energía siempre ejerce un área de influencia  sobre todo aquello que se desarrolla en torno a él, en ese sentido, los atlantes se beneficiaban del gran dominio de la energía que tenían, sabiendo ubicarse siempre en la forma correcta para aprovechar las posibilidades  que esos puntos de  energía les brindaban.  Hay que tener en cuenta que también es importante saber evitar aquellos puntos de energía que podían, en un momento dado, causarles algún tipo de mal. No toda la energía es positiva,  no toda la energía se suministra de la forma más correcta posible. En ese sentido hay que evitar lo que podríamos llamar un mal uso de la energía. Así como vosotros podéis comer alimentos  ingestos, que en un  momento dado os perjudiquen,  hay energías que por su naturaleza, o por aquellos actos que han sido  realizados para manipularla,  se convierten en energías negativas e insanas para los organismos que intentan digerirlas.  En ese sentido la naturaleza atlante también les servía como barrera de defensa, como precaución ante estos puntos de energía.
 Los atlantes eran capaces, sin gran esfuerzo, de moverse en las distintas dimensiones gracias a estos portales, sin embargo, en casos de extrema gravedad,  en caso de extrema necesidad,  algunos de los atlantes podían de motu proprio, sin necesidad de recurrir a puntos de energía externos,  manipular su propio campo vibratorio para moverse entre distintas dimensiones.
 Esto, que constituía una prueba de verdadera maestría y sabiduría en la civilización  atlante lo procuraban realizar de forma circunstancial y extremadamente escasa, pues el más mínimo error en la manipulación de estos campos de energía tan sutiles podían provocarles un desplazamiento vibracional no adecuado,  así como un excesivo consumo de energía propia,  lo cual les haría, en cierta forma, caer en lo que vosotros llamaríais enfermedad. La enfermedad como falta de sustento energético, vibracional  podía hacer presa también en el cuerpo, si bien gracias al conocimiento de la energía que tenía esta civilización, sólo ocurría en escasas ocasiones.

Los atlantes eran de naturaleza prudente, pero a la vez osados. Osados en el sentido de tener el suficiente coraje para empuñar la luz,  la antorcha, y guiarnos allá donde fuese preciso llevar la luz que tanto anhelaban otras civilizaciones. Ser portadores de esa luz  para permitirles avanzar  en su  desarrollo, de la mejor manera posible, siempre sin interferir en su libre albedrío. En ese sentido grandes labores fueron realizadas por los atlantes, grandes misiones de amor, paz, sabiduría, iluminación fueron llevadas a cabo por esta civilización de extrema sabiduría, extremo amor y extrema iluminación.  Es importante recalcar esto, pues es grande la gratitud que el planeta debe a la civilización atlante.  Esta civilización, culmen en muchos sentidos del desarrollo de este planeta en esta dimensión constituye un verdadero ejemplo y guía a seguir  para las civilizaciones que se desarrollan ahora,  tanto sobre la superficie  del planeta,  como en el interior de la corteza terrestre, como lo que podríamos llamar vibraciones o dimensiones aledañas,  aquellas que en un momento dado vosotros podéis detectar de forma muy circunstancial pero que en líneas generales os son  ocultas.  En ese sentido llegará un día en el que seáis capaces de detectar todo aquello que verdaderamente os rodea mediante la elevación y sublimación de vuestros sentidos físicos. Mientras tanto sin embargo en cierta forma permanecéis en parte ciegos ante aquello que verdaderamente os rodea, guiándoos por unos sentidos meramente físicos que os ciegan y os mienten pues ocultan gran parte de la realidad que en vuestro  entorno ocurre.

viernes, 24 de marzo de 2017

El Viento y la Marea

El viento y la marea.
 Esposo y mujer.
 Esencias que mutuamente se reflejan, esencias y naturalezas mutuamente interrelacionadas. Una de aparente superficialidad, otra de aparente profundidad. Todo aquello que somos tiene esas dos caras, una superficialidad aparente y una profundidad también aparente. Sólo aparentes, pues ambas están interrelacionadas y tienen componentes, características, la una de la otra. Nada hay verdaderamente superficial en lo que nosotros consideramos superficialidad. Nada hay verdaderamente profundo en lo que nosotros consideramos profundidad, si no es mediante la interrelación de ambos conceptos, si no es mediante la interrelación del yin y el yang, de los dos polos,  positivo y negativo, que nos enseñan  mediante su relación como debe recorrerse nuestro camino. Debemos recorrer nuestro camino en equilibrio, en el equilibrio que sólo nosotros tenemos derecho a decidir, en el equilibrio que sólo nosotros tenemos derecho a sentir, en el equilibrio que sólo nosotros podemos  detectar en el fluir del universo. Sólo nosotros tenemos el derecho a decidir cuál es el equilibrio en el que recorremos nuestro camino, cuál es el equilibrio entre la materialidad y la espiritualidad, entre el ego y el alma. Sólo nosotros,  sin intervención de terceros, podemos decidir de qué forma recorrer nuestro camino, como acompasar los pasos de dos pies que en principio parecen opuestos, y sin embargo se interrelacionan y necesitan mutuamente.

 Un camino que se recorre sólo con un pie es un camino en el que trastabillamos, es un camino en el que tropezamos de forma constante y recorremos sin soltura, sin alegría, sin verdadera sabiduría. En este camino ambas partes deben estar equilibradas en el punto que nosotros decidamos. Nosotros somos el eje en torno al cual se equilibra la balanza,  nosotros somos el fiel en torno al cual los platillos de la balanza deben compensarse.  En ese sentido nosotros somos verdaderos amos absolutos de nuestro camino, sólo nosotros,  sin escuchar la intervención de terceros, debemos decidir cómo recorrer nuestro camino,  qué pie y en qué forma avanzará primero, qué pie le secundará, cómo apoyarlo, cómo evitar  tropezar, cómo lograr nuestras zancadas sean uniformes, de la longitud y velocidad deseadas, pues sólo nosotros en nuestro camino tenemos derecho a decidir aquello que acontece, sólo nosotros mediante la bendición del libre albedrío, estamos en la posesión de esa capacidad completa.

miércoles, 22 de marzo de 2017

El Karma

Cuál es el verdadero significado del karma si no el aprendizaje constante? si no observar en el espejo de las consecuencias la verdadera naturaleza de nuestros actos? cuál es su verdadera esencia y naturaleza si no el comprendernos a nosotros mismos reflejados en el espejo del universo?
 El karma es eso, el karma es aprendizaje, pero también es espejo,  espejo en el que ver las consecuencias que nuestros actos han tenido, nuestras omisiones,  pues la omisión en sí también es un acto, nuestras palabras y nuestros silencios, nuestros sentimientos,  todo aquello que en un momento dado constituye el recorrer de nuestro camino, el caminar a nuestro estilo, a nuestra manera, bajo nuestra propia responsabilidad, bajo nuestro libre albedrío. El karma no es más que el espejo tendido por el universo que nos da a conocer la verdadera naturaleza y esencia de aquello que somos, en nuestros actos, en nuestras palabras, en nuestras omisiones, en nuestros sentimientos, veremos  aquellas lecciones que tenemos que aprender, aquellas sombras que hay que liberar,  y aquellos puntos en los que la luz es más fuerte.
 En ese sentido el karma tiene que vivirse sin castigos ni recompensas, sin culpabilidades ni triunfos pues todo eso es obra del ego. Tiene que vivirse  cómo lo que es, como un camino de aprendizaje, unido a nosotros eternamente. Unido en cada paso del camino, en cada sonrisa,  en cada mano tendida, pero también en cada lágrima,  en cada mano rechazada.

 En ese sentido, el karma como gran maestro nos ayuda a recorrer nuestro camino con mayor sabiduría, pero siempre sin culpabilidades ni miedos y tampoco sin regocijos en la recompensa,  pues todo eso es fruto del ego.

martes, 21 de marzo de 2017

Qué es la canalización?

Qué es la canalización sino la capacidad de reencontrarse con uno mismo? Qué es la canalización sino la capacidad de escuchar nuestra propia voz? La voz que en el día a día muchas veces se pierde en el continuo ruido del ego. La voz de nuestro auténtico yo, del que permanece, del que continúa, del que nace en la  esencia del padre madre creador y en la esencia del padre madre creador vuelve. Qué es la canalización sino la capacidad de acceder a  nuestra verdadera naturaleza y esencia?
 En la canalización nos reencontramos, volvemos a la fuente, al origen, a aquello que en un momento dado fuimos, somos y seremos, donde el tiempo y el espacio no existen como tal, no bajo la percepción que el ego tiene. En la canalización escuchamos nuestra voz y en algunos casos también escuchamos la voz de nuestros maestros, guías, hermanos, aquellos que en un momento dado se vinculan a nosotros, unidos por el amor, la sabiduría, la luz y el compromiso de servicio, a aquellos que comparten su camino con nosotros.
 El camino se recorre en soledad y en silencio, pero también, en ocasiones, recibimos las manos tendidas de aquellos que, respetando nuestro libro albedrío, nuestro camino, y el derecho innato a nuestra naturaleza, de recorrerlo en soledad y en silencio, nos ayudan desde el respeto, desde el amor, desde la sabiduría y desde la luz. Nadie recorre nuestro camino por nosotros, solo nosotros tenemos ese privilegio, ese derecho, esa responsabilidad y esa obligación. Pero también es cierto que el universo nos ayuda, nos ayuda reflejando nuestra propia sabiduría en otras voces,  voces que llegan a nosotros con mayor nitidez, en ocasiones, que la nuestra propia. Esos maestros, esos guías, esos hermanos ascendidos en la luz, son reflejo de nuestra sabiduría, recordándonos aquello que ya sabemos, recordándonos que en el universo hay muchas voces más allá de nuestro ego, recordándonos que no estamos solos en nuestro camino, aunque lo recorramos en soledad, pues las decisiones son nuestras, los pasos son nuestros y las piedras y flores del camino son sólo nuestras. Sin embargo, nadie es abandonado a su suerte, nadie es abandonado, nadie es dejado atrás.
 En ese sentido, el canalizador realiza la misión de ser  espejo de aquel al que canaliza, aquel al que envía un mensaje, aquel que escucha el mensaje. El ente canalizado como ser que se mueve en otra esfera, en otra realidad, en distintas realidades, según vuestra comprensión del ego, es una herramienta al servicio de aquel que en un momento dado es canalizado, de aquel que en un momento dado consulta, de aquel que en un momento dado pregunta al universo aquello que ya tiene la respuesta en su interior. En ese sentido nada se dice que no sepamos, simplemente se nos recuerda lo que en un momento dado ya tenemos en nuestro interior, lo que albergamos en nuestra verdadera naturaleza y  esencia.
 Los maestros realizan la labor de ajustarse al canal, realizan la labor en cierta forma, de integrar aquello que son, con aquello que es el canal, de acercar sus naturalezas, de compenetrarse hasta el punto de que el canal pueda transmitir aquello que momento dado debe ser transmitido con la mayor pureza posible. Esa es la única misión del canal, la transmisión, el no ser, el no interferir, el no tergiversar, el no añadir ni restar nada a esa información, el ser testigo fiel y mudo de aquello que ocurre, de aquello que acontece. Es misión del canal simplemente dejar que su propia naturaleza siga su camino, apartar el ego y dejar que aquello que es en esencia, responda ante el requerimiento del universo.
 Es misión de la voz que trasciende al canal, informar de todo aquello que necesita ser informado al consultante, al canalizado, pues canalizado es en realidad aquel que escucha, no aquella voz que es prestada como fuente de sabiduría. En muchas ocasiones vosotros llamáis ente canalizado al maestro, al guía, al espíritu o ente espiritual, que en un momento dado hace su aparición como maestro, como voz que refleja la sabiduría del propio oyente. Para nosotros, el ente canalizado es siempre el oyente, el consultante,  aquel que en un momento dado recurre a una herramienta que es espejo suyo para reflejar su propia sabiduría.
Es en ese sentido, una concepción distinta a la de vuestro ego, sin embargo independientemente de estas palabras, independientemente de estos conceptos, la realidad es la misma, sólo somos, como maestros, como guías, como hermanos ascendidos, un reflejo de aquello que en un momento dado ya poseéis, no es nuestra misión alterar vuestro camino,  no es nuestra misión tenderos manos que os alejen de él. Es nuestra misión, simple y llanamente, recordaros cuál es vuestro verdadero camino, cuál es el camino que vuestros pies decidieron caminar, las experiencias que decidieron vivir y las lecciones de aprendizaje que decidieron adquirir, pues es la evolución la meta última de todo camino, y en esa evolución somos herramientas, nada más, no somos un objetivo, no somos aquello que importa, sólo somos un accesorio que en determinado momento os sirve para recordaros vuestro propio camino.
 No busquéis en nosotros alguien que os exima de la responsabilidad de andar el camino, no busquéis en  nosotros alguien que os exima de las consecuencias que vuestros propios actos, palabras y omisiones tienen. Sólo somos consejeros, sólo recordamos aquello que ya sabéis.
 Enfocad vuestra vida desde el punto de vista de la responsabilidad, el amor infinito y la sabiduría, y desde ese punto de vista recorred vuestro propio camino, con sus piedras, con sus flores, con sus valles,  con sus montañas y con sus distintos paisajes, y nosotros estaremos siempre tendiendo nuestra mano para ayudaros en el camino, pero nunca para apartaros de él, ni para recorrerlo en vuestro lugar. Tened en cuenta que es vuestro compromiso, vuestro derecho, vuestra obligación, vuestra responsabilidad y vuestro privilegio sobre todo, recorrer vuestro propio camino, vivir vuestras experiencias de sabiduría, crecer, llenaros de luz en vuestra evolución.
 Es vuestro camino, no el nuestro.
 Nosotros como consejeros sólo somos el cayado del ermitaño, sólo somos esa linterna que en un momento dado alumbra el camino que parece oscuro,  un camino, sin embargo, que vuestros ojos son capaces de ver por sí mismos. Pero mientras vuestros ojos recuerdan esa característica que tienen, esa peculiar capacidad,  pueden recurrir a una linterna, a un cayado que afiance sus pasos, a instrumentos que os ayuden a caminar.
En ese sentido os servimos, en ese sentido nada más, estamos a vuestra disposición.

 Es nuestro trabajo también compaginar nuestra naturaleza con la naturaleza del canal, y eso es lo que hacemos, preparamos al canal durante distintas vidas, en sucesivas reencarnaciones, llegamos a él en sueños, en momentos de ensoñación, en lo que vosotros llamaríais despistes, para permitir que los hemisferios cerebrales se acoplen de distinta manera, para permitir que su naturaleza y esencia brote  más allá del cuerpo y la sangre, del músculo y la carne, más allá del corazón que bombea, para permitir que pueda escuchar aquello que está en su interior, para permitir que pueda sintonizar en cierta forma, la vibración en la que los maestros, guías ascendidos, o hermanos en la luz , nos movemos en un momento dado.
 Este trabajo de compaginar ambas naturalezas y esencias, la nuestra y la del canal, es en cierta forma el trabajo de acople de un eje y la maquinaria, somos como un reloj, nosotros somos la maquinaria, él el eje  y vosotros veréis moverse las agujas, aunque no comprendáis de todo el mecanismo que oculta el reloj. En ese sentido el eje tiene que ser puro, tiene que transmitir sin interferir aquella información que es dada, tiene que transmitir sin interferir, sin quitar y sin añadir, aquello que en un momento dado el universo os regala, pues es un regalo que el universo os hace y es un regalo que vosotros os hacéis a vosotros mismos.  La sabiduría siempre,  siempre es en cierta forma un regalo, un regalo aunque se paga, se paga en valor, se paga en sacrificio, se paga también en momentos en los que nuestra propia naturaleza y esencia aflora, apartando el ego, en esos momentos el ego se rebela, el ego que no entiende pero sin embargo tiene una gran capacidad, un gran deseo, y una gran necesidad para el control, el control férreo, el control que ahoga, que anula los instintos, el control que anula aquello en realidad somos, que intenta taponar la fuente de sabiduría de nuestra verdadera naturaleza y esencia. El ego en el control encuentra calma, pues cree que el control le aleja de aquello que le provoca miedo, que le provoca incertidumbre, que le provoca inseguridad, no  entiende que no existe el control, no entiende que debemos dejar fluir,  no entiende que sólo unas manos son capaces de guiarnos a buen puerto, y esas manos son las nuestras, pero no las nuestras de nuestro ego, sino las nuestras de nuestra verdadera naturaleza y esencia, aquella que fluye con el fluir del universo,  aquella que se mueve entre las sombras y las luces de nuestro camino, aquella que aflora para guiarnos por nuestro verdadero camino, alejándonos de los deseos y caprichos que en un momento dado el ego tiende a nuestros pies, para que caminemos sobre lo que parece una alfombra, suave, cómoda y que en realidad esconde la más ponzoñosa de las trampas, el más artero de los engaños y ardides. Es, en ese sentido, el camino del ego un camino lleno de trampas, es un camino que tiende la oscuridad donde debería haber luz. Sea pues la luz que nosotros arrojamos una forma de descubrir esas trampas del ego, sea pues la luz que vosotros mismos os dais a través de nosotros, una forma de descubrir los ardides, las trampas, los engaños, que el ego tiende en vuestro camino, intentando hacer que vuestro camino verdadero se distorsione y os aleje de aquel que era el camino, mediante las trampas y ardides que el ego tiende.

La Espada de Azrael

                                                       
Azrael empuñó su espada, la Liberadora.
La hoja estaba forjada en acero, en los fuegos de su voluntad. La empuñadura era de oro puro y reflejaba la sabiduría del Arcángel. Grabadas sobre su hoja tres palabras había, libertad, redención, justicia.
Esas tres palabras que dirigían el camino de Azrael
Con la liberadora él rompería las cadenas de hierro y plomo que nos atan a esta dimensión.
Con la Liberadora él desafiaría a los ángeles y arcángeles de la oscuridad para guiar las almas de vuelta a su lugar de origen, de vuelta al creador.
Con la Liberadora él extendería sus alas y traería la oscuridad absoluta, dónde sólo la luz más pura refulge, para que sirva de faro a las almas perdidas y nada las distraiga de su auténtico camino. En esa oscuridad acogedora, liberadora, pues nos libera de los artificios de las falsas luces tendidas por el enemigo el arcángel nos guía, nos lleva siempre respetando nuestro libre albedrío, a la más pura de las luces, hacia aquella que no desvirtúe nuestro camino, hacia aquella que respeta nuestra esencia y naturaleza, aquella que nos permite evolucionar en el camino correcto, donde nuestra sabiduría y nuestro coraje son pesados en la balanza de la verdad.

martes, 7 de marzo de 2017

El Ángel de la Guarda

¿Cómo olvidar al mejor compañero, al más fiel aliado, al más sabio de los maestros? ¿Cómo olvidar a aquel que se levanta de la cama por la mañana con nosotros y por la noche se acuesta a nuestro lado? ¿Cómo olvidar a nuestro centinela, a nuestro amigo, al viento que impulsa nuestras alas y la  mano que acaricia nuestro timón? Al ancla que se arroja y nos ancla en las calas, mecidos por las olas y, todo ello, sin imponer nada, todo ello, con el máximo respeto a nuestro libre albedrío.
Todo ello, ayudándonos como guía, como amigo, como maestro, como mentor,  en la búsqueda de nuestro verdadero camino. El ángel de la guarda, que nos es asignado con pleno consentimiento nuestro antes de encarnar, y nos acompaña más allá del tránsito en lo que nosotros llamamos muerte, es sin lugar a dudas uno de nuestros mayores aliados en nuestro camino, en nuestro verdadero camino, en el camino de la creación de nuestra alma. El ángel de la guarda cumple distintas funciones: es nuestro guía, nuestro protector. Protector, a veces, frente a lo que podíamos llamar entes del bajo astral, aquellos que según las tradiciones son demonios, diablos, parásitos energéticos, o simplemente, ante todo aquello que en cierta forma nos agrede o nos ataca. También es defensa nuestra. Defensa frente a los que, encarnados como  nosotros, en un momento dado puedan interponerse en nuestro verdadero camino, pero siempre con el máximo respeto al libre albedrío. También es nuestro guía y nuestro aliado en aquellos momentos en los que la vida sin darnos apenas cuenta, nos tiende una mano. Allí está nuestro ángel de la guarda. En los pequeños detalles, en las ayudas cotidianas, en esas pequeñas casualidades sin sentido aparente, que nos encaminan en la dirección correcta, en ese pequeño viento que nos empuja, en ese pequeño rayo de sol que nos alumbra.  
Allí está nuestro ángel de la guarda. En ese hueco que encontramos para aparcar o en la sonrisa de un niño que nos alegra el día. Ahí está nuestro ángel de la guarda. En los pequeños detalles que hacen que el día más duro sea soportable, ahí está nuestro ángel de la guarda. En el desvío del camino, esa voz que retumba dentro de nosotros como si fuera nuestra conciencia pero ligeramente distinta. Ahí está nuestro ángel de la guarda. Llevándonos siempre con nuestro, permiso de forma suave y sutil hacia nuestro verdadero camino, protegiéndonos de aquello que algunos llaman envidia, celos, ira u odio, distintos pecados para una misma energía negativa.
Ahí está nuestro ángel de la guarda, reforzandonos en las cortas decisiones para seguir nuestro auténtico camino. Ahí está nuestro ángel de la guarda. Siendo nuestro centinela nocturno y nuestro guía diurno, acompañándonos cuando nuestra alma sale de nuestro cuerpo físico y emprende su viaje astral. Ahí está nuestro ángel de la guarda. Muchas veces ignorado, siempre presente. Ahí está nuestro ángel de la guarda. Guiándonos en el mundo onírico, en el mundo de los sueños, permitiéndonos realizar aquellas misiones que nos han sido encomendadas, ayudándonos a llegar a aquellos sitios, si es que la palabra sitio tiene algún sentido en este mundo, donde nuestra alma quiere ir,  guiándonos como una brújula, escudándonos frente a los distintos ataques que el día a día hace presentes, sonriéndonos, ayudándonos y  también, por qué no decirlo, evitando a veces que nuestras propias decisiones tengan demasiada severidad en sus repercusiones, siendo la mano suave que enseña, la mano suave que nos es tendida, pero nunca la mano suave que nos aleja de nuestro propio camino, pues siempre es máximo el respeto que el ángel de la guarda tiene hacia nuestras decisiones y nuestro libre albedrío, lo cual no es óbice, no es problema, para que sea siempre una mano amiga que nos ayuda a seguir en nuestro propio camino.
 Hay que diferenciar, pues es muy importante, la ayuda sutil que nos ayuda a seguir nuestro propio camino, de la influencia hostil que nos aparta de él. Esa es la primera lección que todo ángel de la guarda conoce, y a esa lección dedica el máximo de sus respetos, pues un ángel de la guarda siempre tiene encomendada la guía y la ayuda en, nuestro verdadero camino. Nunca la de alejarnos de él. Nunca, bajo ningún concepto, viola nuestro libre albedrío aún cuando conculque la decisión de seguir un determinado camino alejándonos de él. Incluso en ese caso, nuestro libre albedrío prevalece.
 Sí que es  cierto, sin embargo, que el ángel de la guarda puede, en cierta forma, recordarnos cuál es nuestro verdadero camino, aquel camino del  que en un momento dado nuestro ego nos aleja. En ese sentido, muchos son los ardides que tiene un ángel de la guarda para actuar de forma que nosotros consideramos indirecta, a veces casual, muchas veces sin darnos  cuenta, pero siempre está presente. En la mano amiga, en el grito de advertencia que no sabemos de dónde procede pero evita un accidente, o en ese ligero toque que nos hace volver a prestar atención al volante cuando nos habíamos despistado, o en la voz que  retumba dentro nuestro para recordarnos algo que habíamos olvidado.
 Ahí está presente nuestro ángel de la guarda. Una voz que a veces confundimos con la conciencia, una voz cuyo origen a veces desconocemos, una voz que aunque está presente en religiones y tradiciones esotéricas, no se le da la verdadera importancia que tiene. A veces menospreciamos y subestimamos el verdadero papel de nuestro mejor amigo, de nuestro más fiel aliado, de nuestro mejor acompañante, de un auténtico maestro, sin embargo en cierta forma tímido, pues pocas veces se hace presente de forma notoria. Modesto, pues no se hace valer en todo lo que sabe y en todo lo que vale.
Humilde, pues no se enorgullece de la gran misión que desempeña a lo largo de, no sólo nuestra vida, no sólo a  lo largo de nuestras sucesivas vidas, si no todo el continuo desarrollo de nuestra alma. Sabio, pues distingue aquello que nos conviene y en la práctica lo pone. Un gran maestro, un gran amigo, un gran aliado. El mejor de ellos en muchas ocasiones. Un ángel de la guarda es una bendición, una ayuda inestimable que Padre y Madre creadores puso a nuestra disposición, con un amor incondicional, con una lealtad infinita, siempre dispuesto a ayudarnos en nuestro camino.
El ángel de la guarda, que emprende el camino físico junto a nosotros, él en forma etérea, pero  siempre junto a nosotros en nuestro camino físico, antes de él incluso, después de él incluso, nos acompaña de forma constante. Nunca se aparta de nuestro lado. Es verdad que para no conculcar la libertad que tenemos, el libre albedrío, a veces omite una acción o una palabra, pero sabe que lo hace por amor, por sabiduría, por permitirnos experimentar aquello que debe ser experimentado. Y sin embargo tiene también la suficiente sabiduría para saber cuándo debe interponer su mano, de forma suave, sin forzar nuestro camino, simplemente con una caricia que guía el timón de nuestro barco en la dirección correcta, alejándonos de los peligrosos acantilados o de los insondables peligros que a veces la vida oculta. La vida es como el océano, , procelosa, profunda, a veces parece tranquila y esconde grandes corrientes, otras veces se alborota y se convierte en  una tempestad, en un maremoto de proporciones inimaginables.
Siempre a nuestro lado está este fiel timonel, o más bien, esta sombra que siempre permanece al lado nuestro y que de forma discreta nos ayuda guiándonos con su luz, con su sabiduría y también, muchas veces con una simple sonrisa, pues la sonrisa es muchas veces la mejor de las guías, la sonrisa en la cara de un  niño, la sonrisa tierna en la cara de la madre, la sonrisa amorosa en la cara del padre. Todo eso y mucho más es un reflejo de nuestro ángel de la guarda, que nos indica con leves señales, con pequeños giros del destino, cuál es nuestro mejor camino, el camino elegido, el camino correcto, el camino que deberíamos seguir y del cual nuestro ego a veces nos aparta.
 Gracias ángel de la guarda por todo aquello que derramas sobre nosotros, por tanta sabiduría bondad y amor, por tanto coraje, por tanta alegría, y por todos y cada uno de los actos y omisiones que realizaste a nuestro favor. Gracias por ellos y perdona que a  veces seamos tan inconscientes de tu trabajo.
 Sin  embargo en tu humildad, en tu amor, en tu sabiduría, encontramos nuestro regocijo.
 Gracias, ángel de la guarda, gracias por tu compañía.