sábado, 25 de marzo de 2017

La Pirámide Atlante

La pirámide atlante se alzaba sobre uno de los portales  dimensionales, concrétamente el que correspondería al chakra del tercer ojo. En torno a la pirámide se alzaban los grandes edificios en los que los atlantes se reunían y celebraban lo que podríamos considerar sus ritos de iniciación, de gobierno, e incluso de trascendencia a otros planos. En esos ritos el atlante rendía culto siempre a la luz, al amor y a la sabiduría, siendo siempre ritos iniciaticos, ritos en los que la trascendencia de los actos en distintos planos se englobaba dentro de la importancia del rito en sí. Distintos planos, distintas dimensiones, distintas vibraciones, distintas realidades se aglutinaban en los ritos atlantes. En los ritos atlantes siempre se partía de un principio básico, la integración de las distintas realidades, de las distintas vibraciones, de las distintas dimensiones, en el conjunto de los actos que el rito comprendía, así como es arriba es abajo, todas las dimensiones conocidas por los atlantes, todas las vibraciones, toda la realidades estaban englobadas dentro de la importancia de los ritos. Los gestos se celebraban no sólo en el plano físico sino en distintos planos, las palabras abarcaban en su vibración, en su energía, no sólo el plano físico, si no distintos planos y todos y cada uno de ellos eran considerados de forma igual, de forma equitativa, pues ninguno trascendía en importancia a los demás planos. En ese sentido los atlantes eran de extremadamente equitativos, pues sabían que un desajuste en los planos, o en los chacras o en los portales interdimensionales, causaba un desajuste en toda la realidad.
Toda la supervivencia del imperio atlante giraba en torno a lo que podríamos llamar el equilibrio. Lo que podríamos considerar la justa balanza de los distintos elementos que componen esta realidad. Fue precisamente este desequilibrio entre los portales dimensionales, e incluso entre los propios chakras que componían el cuerpo de los atlantes, el que les llevó en cierta forma, a la extinción del imperio atlante tal y como era conocido en ese momento.  La gran pirámide que albergaba en su cámara central el portal inter dimensional más importante de todos, se erigía en el centro neurálgico de lo que podía llamarse el imperio atlante. En esa gran pirámide el consejo de sabios dirigía con mano férrea pero suave al mismo tiempo el destino no solo de la Atlántida si no de los portales, puntos de energía y estaciones y subestaciones espaciales o intraterrenas  que el imperio atlante abarcaba.

En ese sentido los atlantes como portadores de luz, comprendían y respetaban la distinta naturaleza, no sólo de las razas intraterrenas y los lemurianos o de aquellos que en un momento dado fueron conocidos por los atlantes, si no también de aquellas razas procedentes de otros partes del espacio exterior, con las que contactaron en distintos momentos de la historia. Estos contactos, a veces telepáticos, a veces físicos, formaban parte de lo que podríamos llamar el devenir continuo del desarrollo de la historia del imperio atlante, en ese sentido el imperio atlante constituía un foco de luz, de sabiduría, y de amor, allá donde fuese respetando siempre la idiosincrasia de la cultura de cada civilización con la que se encontraba, respetando siempre el equilibrio energético y físico, incluso el cuántico de aquellos puntos de energía y portales dimensionales que les servían para desplazarse por las distintas realidades, las distintas vibraciones, las distintas energías que constituyen en realidad una única vibración, única energía, única dimensión.

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