sábado, 25 de marzo de 2017

Lemuria

Muchas leyendas hay acerca del continente perdido de Lemuria. Pocas de ellas, sin embargo, tienen trazos siquiera de verdad. Lemuria, a diferencia de la civilización  atlante, siempre ha sido una gran desconocida. Poco quedó de Lemuria después del gran seísmo que produjo el maremoto que la engulló en las profundidades del océano. Poco quedó de su arte, de su cultura, de su civilización extremadamente avanzada, par con la atlante. Poco quedó de su literatura, reflejo de la bondad, la iluminación y el amor, que reinaban en esa civilización. Poca de su herencia fue recogida por las civilizaciones humanoides intra terrenas, que no supieron, que no fueron capaces, de ser dignos herederos de la tradición lemuriana.
 Sin embargo esta civilización no cayó en el olvido, no cayeron en el olvido las cinco joyas que adornaban la corona lemuriana. No cayeron en el olvido las grandes capitales de mármol blanco que adornaban el continente. No cayeron tampoco en el olvido los cánticos y los versos con los que adornaban la literatura oral, no escrita, de esa civilización magna. Parte de esos cánticos heredados por antiguas civilizaciones fueron traducidos y escritos y se encuentran en jeroglíficos que llegan aún hasta nuestros días.
Parte de la civilización lemuriana sin embargo cayó para siempre en el olvido.
Su contacto con civilizaciones extraterrestres no era tan intenso como en el caso atlante, lo cual ha llevado a que parte de esa civilización haya, en cierta forma, desaparecido. No consta en los anales como consta la civilización atlante, parte de la cual fue heredada por los humanoides intra terrenos, y otra parte heredada por seres de otras galaxias con los cuales los atlantes mantenían una frecuente relación. En el caso de Lemuria sin embargo, la relación con seres extraños al planeta tierra era más leve, en parte porque la civilización lemuriana estaba más volcada hacia el interior del planeta y el conocimiento de otras dimensiones y ciudades intra terrenas que el planeta albergaba, y sigue albergando, y no buscaron tanto entre las estrellas influencias ajenas al planeta.
 En ese sentido, los lemurianos, más volcados en el arte y en la ciencia, que en la expansión espiritual, como hicieron los atlantes, no dedicaron tanto tiempo, energía y sacrificio, al conocimiento de los portales inter dimensionales volcándose más bien en el conocimiento de las cinco gemas que albergaba su continente, cinco gemas que les permitían el acceso de forma fácil y constante a civilizaciones intra terrenas con las cuales mantenían un constante intercambio de ideas, de cultura y también de paradigmas. Constituyeron los lemurianos una auténtica luz para estas civilizaciones, pues les permitió alejarse de aquellas ideas primigenias sobre la civilización que albergaban y adentrarse más en el conocimiento auténtico de la naturaleza humana y de sus distintas especies, y sobre todo, les permitió adentrarse en el conocimiento que les permitiría mantenerse en la expansión constante de su civilización intra terrena.
El conocimiento avanzado de la medicina entendido desde un punto de vista holístico y desde el conocimiento de los cuerpos tanto inferiores más densos, como los superiores de las distintas razas intra terrenas a las que tenían acceso  los lemurianos, les permitió contrarrestar las distintas enfermedades y el avance progresivo de la decadencia que tuvieron algunas civilizaciones intra terrenas. Eso permitió a esas civilizaciones asentarse, convivir y fortalecerse, llegando a alcanzar un alto nivel de desarrollo en algunos de los casos.
 La medicina entendida como la entendían los lemurianos, constituía sobre todo una forma de acercamiento a lo que podríamos llamar el cuerpo denso, el cuerpo físico, pero sin olvidar en ningún caso el desarrollo espiritual.
 Más volcados en el aspecto terrenal que los propios atlantes, llegaron a comprender mejor que nadie las virtudes y necesidades de los cuerpos densos, así como sus carencias y déficits. Fueron capaces de convertir cualquier tipo de alimento en verdadera sanación. Fueron capaces asimismo, de conocer las auténticas propiedades del agua en sus distintas variantes, tanto dulce como salada, así como del mejor y más genuino aprovechamiento de los rayos del sol, convirtiéndolos no solo en la fuerza motora de sus máquinas, si no también y principalmente, en una forma de alimento para los cuerpos físicos. En ese sentido, la correcta conversión de la energía solar mediante la alquimia más adecuada, en fuente de nutrición para los cuerpos más densos, para los cuerpos más físicos, les permitió desprenderse de la necesidad de alimento físico tal y como lo concebimos actualmente.
Los lemurianos fueron capaces también de alcanzar una gran comprensión en cuanto a los ciclos propios del planeta, conociendo el planeta asimismo de una forma extremadamente avanzada, entendiendo su verdadera naturaleza, la naturaleza de sus ciclos, así como el desarrollo de su planeta. Este conocimiento, sin embargo, no les permitió prever, no de forma completa, los distintos sísmicos que amenazaban su civilización. No les permitió comprender la gran magnitud del desastre que se avecinaba. Desastre en cierta forma previsto, pero infravalorado por la propia civilización lemuriana que se consideraba capaz de resistir aquello que sus científicos vaticinaban. En ese sentido, la civilización lemuriana no fue capaz de comprender que el gran seísmo que produjo el maremoto sería demasiado fuerte, demasiado potente, para ser contenido por la maquinaria de la que disponían, por muy avanzada que fuese. Dispuestos a contrarrestar los efectos los lemurianos se equivocaron en el cálculo de la intensidad y las consecuencias de dicho seísmo. Incluso la propia capital en el monte shasta fue parcialmente sumergida por las aguas, lo cual escapó a toda previsión de los lemurianos.

 Así pues la civilización lemuriana, prácticamente destruida, terminó integrándose con otras civilizaciones de humanoides intra terrenos, llegando a convertirse en ciertos casos, en un verdadero mestizaje, lo cual conllevó también la pérdida de la herencia cultural de la civilización lemuriana.

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