jueves, 15 de junio de 2017

Amor

¿Qué decir de aquellos que nos ofenden? Amadlos.
¿Qué decir de aquellos que no nos aman? Amadlos.
¿Qué decir de aquellos que omiten palabras o acciones que esperábamos? Amadlos.
Amadlos, amadlos, amadlos.
Sólo aquel que ama sin límite, sólo aquel ama de forma correcta. Sólo aquel que ama sin esperar nada a cambio, ama de forma correcta.
No es amor la acción mercantilista en la que yo te doy para que tú me quieras, no es amor la acción mercantilista en la que yo te brindo mi cariño con la confianza de que tú a cambio me brindes el tuyo.
No es amor la acción mercantilista en la que mis gestos de sabiduría, de generosidad o de amor espero que sean correspondidos con gestos iguales o superiores.
Es amor el respeto a la continua evolución y aprendizaje de todos y cada uno de nosotros. Es amor el respeto a la continua evolución y necesidad de experimentar que tienen nuestras almas, una necesidad que en cierta forma es un hambre insaciable y que nos lleva a la continua evolución, que nos lleva al continuo aprendizaje. Esa necesidad de experimentar  para la cual encarnamos se plasma no sólo en gestos de cariño, si no también en palabras hoscas, sin embargo el respeto y el amor hacia esas palabras que pueden ser hoscas o que pueden estar llenas de cariño, debe ser siempre ilimitado, debe ser siempre infinito.
Debemos comprender que todos y cada uno de nosotros estamos en el punto evolutivo más adecuado, que no tenemos nada que recriminarnos, que no tenemos nada que reprocharnos, pues hacemos aquello que por nuestra naturaleza y esencia tenemos que hacer en un momento dado.
¿Qué puedo pedir a mi prójimo, a aquél que en realidad soy yo mismo, sólo que mi ego nos distancia, nos posiciona de forma diferente, qué puedo pedirle si no que simplemente siga su camino?
Y sí, puede que en su camino, su ego ofenda al mío, pero tengo que ser capaz de comprender que desde un punto de vista superior al ego, no hay ofensa, si no simplemente experiencia. No hay herida, si no simplemente experiencia. No hay odio si no simplemente un amor eterno que se forja en las experiencias que compartimos juntos en el camino de la evolución.
 Desde ese punto de vista, qué puedo recriminar a aquél que camina su camino igual que camino yo el mío. No puedo recriminarle nada, ni nada puede ser recriminado a mí. Simplemente caminar mi camino desde el amor, en libertad y respeto, y esperar que los demás, pedir que los demás hagan lo mismo. Pues es en ese respeto hacia el camino propio y de los demás, aquellos que en un momento dado son ajenos a nosotros mismos desde el punto de vista del ego y que constituyen también parte de nosotros igual que nosotros constituímos parte de ellos, qué pedirles, si no que caminen su camino en respeto y libertad. Qué pedirles, si no simplemente que hagan aquello que hago yo.

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