sábado, 11 de febrero de 2017

Desnuda

¿Cómo te presentas ante mí? Preguntó El.
Desnuda  mi señor. Ningún lino ni seda engalanan  mi cuerpo. Ninguna labranza en oro y plata  disimulan mis imperfecciones. Nada me adorna, nada  oculto. Sólo carne y hueso,sangre y músculo, y un corazón que bombea.
 Mentira, respondió El, sólo mentira ante mí, veo. Te di un vestido de luz pura. Sobre el labré  hermosas palabras de sabiduría en oro puro, Siete  gemas finamente labradas, adornaban tu cuerpo. Siete gemas. Cada una de ellas colocadas con sumo esmero. Sobre tu frente, una palabra en acero, coraje, escribí. En tus manos semillas de compasión, amor  y solidaridad planté. En tus pies experiencia, camino. Eso, esas dos palabras tejí, y ahora, ahora te hallas ante mí envuelta en podredumbre, envuelta en miseria. Y me dices, que nada ocultas?
Todo ocultas, todo disimulas, todo engalanas, pues ves en el artificio, en la mentira, lo que consideras la realidad. Intentas tapar aquello que eres, disimulando con vanas palabras, con ciegos sentimientos y nada de ello, nada de ello es real. Así pues, de todo ello te despojo. Todo ello lo perderás en el hogar al que llamarás tumba.
 Nada de ello quedará. Sólo su vago recuerdo y te encontrarás de nuevo ante mí, verdaderamente desnuda en tu verdadera esencia y naturaleza, con las siete joyas adornándote, con las palabras de sabiduría escritas en tu piel, con la palabra de coraje tallada en fino acero, con el amor, la compasión y la solidaridad,  germinando en tus manos, con la experiencia y el camino tejidos en tus pies.
 Entonces, sólo entonces, estarás verdaderamente desnuda ante mí y entonces, sólo entonces, yo te vestiré de nuevo.


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