Le volví a encontrar en el camino. Mi fiel amigo, mi leal
maestro. El miedo. Como tantas otras veces en el pasado, en el presente, en el
futuro. A su lado caminaba su hermana y su madre amantísima: la ignorancia. Orgullosa,
prepotente, segura de sí misma, sin dudas, ciega. Detrás, su amo, su creador,
su padre: el ego.
Los tres sonrieron y
mis piernas flaquearon.
Miré al suelo
desesperanzado y lágrimas rodaron de mis
ojos y, en el suelo, esas lágrimas hicieron germinar semillas y de esas
semillas nacieron flores, y una fue la fe y la otra, su hermana pequeña,
la esperanza. Y miré mi mano diestra, antes vacía, y ahora empuñaba una
espada de acero, el valor, el coraje. Y miré mi mano izquierda antes yerma,
hueca, vacía,y ahora estaba llena de la más hermosa de todas las monedas: la
compasión.
Y oí por encima mío, el aleteo del águila, su grito y ví su
esplendor y su hermosura: la sabiduría. Y ví cómo sus ojos penetraban en el
horizonte y ví cómo ella conocía los caminos, las encrucijadas y las decisiones
que debían ser tomadas y miré más arriba aún y ví el sol, el amor derramándose
sobre mí, volviendo mi espada de acero en oro templando mi piel helada por el miedo, penetrando en la
bruma y la oscuridad que el miedo y la ignorancia tejían a mi alrededor,
calentando mi corazón, haciendo germinar, crecer cada vez más fuerte, la
esperanza, la fe. Y las monedas de la compasión fueron aún más valiosas y mis
ojos escudriñaron el horizonte y sonreí.
El miedo, la ignorancia, el ego, se apartaron de mi camino y
mis pies lo recorrieron de nuevo. Atrás quedaron, siempre atentos, siempre
esperando, siempre dispuestos a enseñarme otra lección, siempre dispuestos a
encontrarles en un recodo del camino cuando menos lo espero, cuando más los
necesito, para que todas y cada una de las lecciones de mi camino, sean aprendidas
en el momento que deban ser aprendidas, para que todas y cada una de las lecciones de mi
camino, sean aprendidas, superadas y olvidadas, para emprender de nuevo el
mismo camino una y otra vez, hasta que el camino y yo, nos fundamos de nuevo y
seamos uno y el ciclo se repita una y otra vez hasta mi vuelta al origen.
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