sábado, 11 de febrero de 2017

Y eso está bien

Algunas almas son nieve pues en su nívea pureza, nos resguardan del ardiente fuego. Y eso, está bien. Algunas almas son fuego , pues en  su calor encontramos protección y resguardo del frio invierno. Y eso está bien. Algunas almas son negro carbón que alimentan el poderoso fuego. Y eso está bien.
Algunas almas son espadas pues rasgan el velo que separa aquello que nosotros consideramos dos realidades. Y eso está bien. Algunas almas son azadas pues siembran el campo para que la cosecha germine. Y eso está bien. Otras almas son sol que iluminan el camino de aquellos que le rodean guiándolos. Y eso está bien.
Algunas almas son pescadores que atrapan en sus  redes aquellos que necesitan protección, cuidado y resguardo. Y eso está bien. Otras almas son vagabundos, errantes, sin hogar, sin destino ni procedencia. Y eso está bien. Algunas almas son hogar y en su entorno protegen y acogen aquellos que buscan refugio. Y eso está bien.
 Todos y cada uno de nosotros, todos y cada uno de los que hoy  caminamos envueltos en carne y hueso, en sangre y músculo, en un corazón que bombea, somos todo eso. Somos distintas faces de un diamante, distintas caras de una misma realidad, distintas dimensiones de un mismo núcleo, distintas historias para ser contadas en distintos momentos, para ser compartidas como alimento de sabiduría con aquellos que en un momento dado, cuando el tiempo y el espacio no existe, se reúnan con nosotros.
 Y eso está bien, pues al fin y al cabo todo aquello que procede del Verbo Divino está bien. El inhaló y exhaló su voluntad, su esencia, su naturaleza y su semilla en todos y cada uno de nosotros. Y eso está bien. Pues somos en El y El es en nosotros. Y eso está bien.

 Y así ha sido y así será hasta el fin de aquello que llamamos tiempo, aquello que en realidad no existe y que nosotros mismos urdimos, construimos y tejimos para cegarnos, pero también, también, eso está bien.

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